jueves, 11 de junio de 2009

dinámica del desengaño

Tal vez muriera por dentro en el preciso instante en que se heló su sonrisa y todo oscureció. Había algo en el ambiente que olía a quebrado, que se adhería a las entrañas como una segunda piel, y que, de alguna manera, presagiaba traición y despedida. Lo notó inmediatamente antes de abrir la puerta que los separaba, que se interponía entre los dos (¿sólo dos?) ,y ver que la verdad era bien distinta. Había un alma de sobra en aquella habitación, tras aquellas bisagras, había una boca intrusa invadiendo un espacio ajeno. Había más vapor incandescente que soledad anunciada, había más engaño que verdad.Y cuando se heló su sonrisa y todo oscureció, ella sintió que moría por dentro. Porque aunque apartase los ojos, siempre había una parte en su interior que no sabía dejar de mirar.

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