jueves, 11 de marzo de 2010

Abc


Me parece banal, ¿sabes? Utilizar palabras de segunda mano. Como si las estuviéramos estrenando. Como si aprendiéramos a hablar de nuevo.

Me da rabia no poder fabricar letras con tanta rapidez como emociones. Bautizaría el olor de tu corbata, o el sabor de tu almohada, o el miedo de tu olvido. Y moldearía los términos según fueran haciéndose más fuertes, o más complejos, o más dolorosos. Daría nombres horrendos a los ratos vacíos, a los momentos tristes, al sonido del teléfono cuando nadie responde o cuando no respondes tú. Fabricaría apellidos melódicos para ponerles tu sello a los sentimientos que matizas con tocarlos. Lo renombraría todo, para que sí pudiéramos inaugurar vocabulario, y no tuviéramos que repetir lo que se dicen otros. Porque no dicen lo mismo, porque no sienten igual.

Quiero pasarme las horas inventando palabras que puedan hablar sin gestos. Que sean más que sílabas pero menos que poesía. Que sean, simplemente, una forma no banal de poder describir esto. Esa será, sin duda, la palabra más bonita.

martes, 9 de marzo de 2010

Tiempo

- Sueño y sed. Es todo lo que puedo ofrecerte. Apetito, nada más.
Puedo enseñarte a creer que se puede confiar en la paciencia tanto como en el deseo. Y puedo pedirte que lo intentes, que me intentes, que no pierdas las ganas de dormir y de beber.
Puedo ofrecerte sueño y sed, pero ni siquiera puedo prometértelo.
Y tú, ¿qué me puedes ofrecer?


- Yo no te ofrezco nada. Yo te lo doy.
Te regalo tiempo, que me sobra.
Lo tomas o lo dejas, pero no me lo devuelvas.