lunes, 22 de noviembre de 2010

La Frontera

He aprendido a conformarme y hacer pequeño mi universo. Piedra a piedra, he levantado un muro que no deje pasar la luz a partir de las cuatro de la tarde, que es cuando ella brilla más. Aquí dentro me acurruco entre las cosas pequeñas que caben en la impotencia. No pude llevarme conmigo más que la carroña que ella no quiso, más que lo que no me intentó arrebatar. Porque todo lo demás fue suyo sin disputa y sin esfuerzo.
Puedo amontonar todos mis bienes y abusar de ellos hasta quedar satisfecho. Lo tengo todo en el mundo, porque ese mundo lo invento yo, y aquí no hay sitio para ella. Soy la persona más feliz que hubo nunca en este planeta, porque es mío, pero no soy dueño de aquello que vive más allá de mis fronteras.
Tú te sientas a mi lado, y eres todas las mujeres, todas las que caben aquí y la mejor que he dejado entrar. Y dentro de mi universo, del nuestro, Te quiero más que a ninguna otra. Ella fue antes, o lejos, o olvidada. A ti te basta, me parece, con saber que no te destronarán. A mi me basta, o eso espero, con lo mejor que puedo poseer.

No hay comentarios:

Publicar un comentario