miércoles, 9 de diciembre de 2009

Pies descalzos

Una vez compré unos zapatos rojos de tacón. Altos y elegantes. Lucían un lazo pequeño, anudado en un lateral. No me importó no tener nada rojo para combinarlos. Ya encontraría el momento de llevarlos, me convencí.
Día tras día, volvía a casa al final de la jornada y allí seguían, impolutos, distinguidos, brillando tenuemente bajo el polvo de aquel rincón, como esperando a que alguien los sacase a bailar. Muy a mi pesar, yo sabía que habrían resultado más prácticos de haber sido negros, no tan altos, ni tan exquisitos; más llevaderos. Por algún motivo, sin embargo, derroché un dinero que no tenía en aquel par de joyas incombinables.
En las escasas oportunidades que encontré de sacarlos a pasear, tuve miedo de estropearlos o de que acabasen haciéndome daño. Solía ponérmelos por casa, como en un vano intento por consolarlos anticipando un prometido viaje más allá de mi portal. Los sabía un elemento indispensable en mi armario, y me imaginaba llevándolos a la facultad, de copas, a bailar... pero en realidad jamás los usé. Eran preciosos, deslumbrantes, unos zapatos de los que poder presumir. Pero hace algún tiempo decidí guardarlos en el altillo de mi armario, de donde dudo mucho que vuelva a dejarles salir.




En unos zapatos... no importa si gustan más, si gustan menos.
En unos zapatos, como en tantas otras cosas, lo importante es la determinación de sacarlos a bailar.


4 comentarios:

  1. Nunca llevo tacones, pero me encantan los zapatos de tacón. Y los tuyos los describes irresistibles. Sácalos a bailar, cualquier día, en el altillo no tienen nada de diversión :) Convéncete!

    ResponderEliminar
  2. Si yo tuviera esos zapatos, querría ser Judy Garland... Me pondría mis zapatos en casa, cerraría los ojos y, dando tres golpes talón contra talón, les pediría que me llevaran más allá del arcoiris.

    La mente es poderosa, y mis zapatos no estarían tristes por no haberlos sacado físicamente más allá de mi portal.

    Un besín

    ResponderEliminar
  3. Hola Liz, no te conozco ni sé de donde eres pero he leido tu nota y me parece mágica. Estoy iniciando una labor para recolectar zapatos usados y regalarlos a las personas como simbolo de esperanza, del camino por hacer, del paso que avanza, del baile desde el corazón. Quiero tu permiso para reproducir tu escrito en la página que uso para inspirar a la gente a que nos regale sus zapatos usados para aquellos que no tienen zapatos ni esperanzas. Saludos. Leslie.

    ResponderEliminar
  4. Hola Leslie:
    Por supuesto, tienes mi permiso para utilizar el texto. ¡Me alegro de que te haya gustado!
    Un saludo :)

    ResponderEliminar