
Pero aunque odiase el vapor de sus doctrinas, no podía evitar respirarlo. ¡Qué paradoja tan poco original!
Un cumplido es una forma de comprar un sentimiento.- Llegando a esta parte le pareció que ella no se estaba dirigiendo directamente a él, sino que lanzaba sonidos al aire. Él abrió la boca para opinar, pero se arrepintió antes de empezar. Sabía que ella aplastaría sus razones con la facilidad más elegante, aunque solamente fuese con un ademán o un simple "pamplinas". Su compañera se le antojó un dique de contención de ideas, de las respuestas ampliamente aceptadas: fluían libremente hasta la presa, donde ella interrumpía su ruta, reteniéndolas con avaricia.
Y un favor...- concluyó,- un favor es siempre de ida y vuelta.
Callaba ahora.
¿Qué argumento alegar contra tan sólida sentencia? Había pronunciado la palabra siempre saboreando, masticando y escupiendo cada una de sus sílabas, acariciando todos sus significados. No había excepción. Para ella, no.
No existe gratuidad... Qué bueno, ¿verdad?
Entonces él lo comprendió. Le bastó un segundo para darse cuenta de que ella acababa de quitarse el antifaz y estaba, por fin, al descubierto.
Sonreía ahora.
Por cierto- dijo al fin,- me debes algo...
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