Cuando despegue, levantaré tanto polvo que os nublará la vista. Os observaré desde arriba, examinando con deleite vuestras muecas, rememorando todas las veces que rechazasteis un trozo del pastel. Y ya no tendré envidia. Me habré liberado de ella, de todas las promesas que deposita en mi edredón, y de todas las angustias que me animan a querer volar.
Cuando despegue, os acordaréis de mi, de mis fracasos, de cómo me lloraban las heridas, de cómo me sangraba la mirada. Yo, para ese entonces, ya me habré olvidado de vosotros.
"de cómo me lloraban las heridas, de cómo me sangraba la mirada."
ResponderEliminarMe encanta Lidia! Como siempre, tan profundo y sensible.
El comentario de aquí encima me ha quitado la palabra de la boca, ese "cómo me sangraba la mirada" es acojonante. Acojonante de brutal, claro. :)
ResponderEliminarComo siempre, impecable. El día que saques un libro me lo compro sin dilación ^^
Un abrazo niña
Gracias a los dos! Por si no os lo ha sugerido esta entrada, en un día como hoy, de verdad lo necesito!
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