domingo, 19 de diciembre de 2010

Un domingo telefónico



El teléfono quiere espuma de cerveza
Aunque no, la mañana no es hermosa ni rubia
(L.G. Montero)

¿Qué pasa cuando somos dos, pero no lo somos a la vez? ¿Es romance también el esfuerzo de los días de lluvia?
Yo contemplo los despojos de tu mitad en la mía (la ropa olvidada, las huellas de barro, la canción...) mientras preguntas cuándo volveré. Y miro fijamente el calendario, porque el hambre de este domingo habrá de durar aún semanas.
Me acostumbro a acostumbrarme, pero ves que no me puedo conformar. Me acostumbro a estar contigo, pero no es igual que estar en ti. Es tan fácil ovillarse en tu regazo que celebro con más ufanía y mérito los días que camino sola a la estación, que los que vienes conmigo. Éstos últimos, quiero creer, serán mi rutina. Mis visitas, ya lo dijiste, son como la vuelta al hogar. Mi vida real futura, hoy dura diez días al mes.
Lo demás, lo de ahora, se va transformando en pasado a medida que engullo las horas. Esta frase ya es remota, esta pena ya ha acabado, esta tarde ya es ayer.

3 comentarios:

  1. Tu vida real futura cada vez más cerca, igual que la nuestra.

    De dos admiradores.

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  2. Por cierto, indivisible es que no se ve Melia?

    De tus dos admiradores anteriores.

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  3. Sospecho que nuestras vidas reales futuras tienen mucho en común.
    "Melia, es que me lío!"

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