lunes, 27 de julio de 2009

las noches sin mañana

Siempre le pesan los párpados al levantarse y recordar. Es tan nítido el gusto a mojado que deja la noche en su paladar que le cuesta querer despertar. Y total, ¿para qué? Para comprobar que la noche sí es algo despistada y se olvida de olvidar. "Si pudiera embriagarme de los sueños como quien viste un traje nuevo cada noche, y después despojarme de sus rastros al desnudarme por la mañana, no sería tan doloroso haber sido feliz en el pasado".
Así piensa mientras se frota la sien sobre la almohada, e intenta encadenar a las sábanas lo soñado. Pero sigue siendo en vano, porque forzar la amnesia es, a fin de cuentas, alimentar las brasas.

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